Dedicatorias

A mis padres, Oscar y Maria. Por lo que fueron
A mi esposa, Emilce. Por lo que es
A mis hijos, Emilio y Julia. Por lo que son y seran

Sábado sangriento

Al árbol caído
Maria Emilce Macri

Despierto
Un latir de alas verdes me alertan
Crujen tus voces. Me inquietan.
Manos de acero nos separan
Bestiales dentelladas arrancan tu vida
pero amo la resistencia con que enfrentas los embates.

Nadie sabe de tu dolor que nos hermana
Chispeantes astillas lanzadas al viento
envolviéndonos a todos con el encanto
de una resina, que no se resigna a morir.

¿Qué abominable dios, despreciable ser
trocó fresca sombra por destino de leña?
¿Quién se atrevió a ponerle fin a tu sabia
y convertirla en despojos?

Solo
Ya nadie te puebla
Solo
Caído estás
Se apaga el verde-ámbar de tus hojas
No se quiere apagar.
Heridas de ases estallan tu fronda
dejando agrietadas huellas a su paso.

Celebro tu vida de patriarca
Ángel verde,
Refugio de aves,
pureza derramada entre escombros.